Por Leonardo De Casali
Más allá de que a esta altura es clave cada punto que se consiga, sin importar el rival, el partido del domingo será una prueba de fuego para superar la dura derrota en el clásico y para encaminarse hacia la verdadera final: Olimpo en Bahía.
San Lorenzo ha padecido la misma intrascendencia de los últimos campeonatos en este. Arranca para pelear arriba y termina desinflándose a mitad de torneo. Para peor, sufrió la salida de su entrenador, Ramón Díaz, a quien se le había traído cuanto refuerzo pidió y dejó nuevamente al Ciclón a medio terminar. Miguel Ángel Tojo se hizo cargo del primer equipo, y obtuvo, en el comienzo, resultados que dieron confianza e hicieron pensar en que pudo haber empezado la carrera de un nuevo técnico para el fútbol argentino.
Por esto, la dirigencia de San Lorenzo no se apuró en ir a buscar reemplazante para “el Pelado”, si bien el nombre de Omar Asad suena muy fuerte para asumir en el cargo.
Lo extraño son las ganas de volver, del actual entrenador interino, a las divisiones inferiores ante una posibilidad como esta. Esto muestra a las claras que hay algo que no anda bien en el vestuario de Boedo.
Los resultados lógicamente están supeditados a estas cuestiones ya que muchas veces tapan las diferencias que puedan surgir. San Lorenzo ha ganado un solo partido de los últimos ocho, por lo que querrá volver a la victoria en el Monumental y hundir más a River.
El comienzo en el torneo fue bueno por Boedo ya que pintaba para ser protagonista ganando partidos muy importantes y en canchas difíciles, como ante Godoy Cruz en Mendoza u Olimpo en Bahía. El infaltable triunfo de todos los torneos ante Boca también se hizo presente en este certamen, pero pese a esto no pudo hacerse fuerte de local.
Se le escaparon puntos importantes a la hora de hacer un balance y pensar que podría estar peleando arriba. Los primeros fueron en la primera fecha ante el duro pero infortunado Gimnasia, en ese momento dirigido por Ángel Cappa. La primera derrota en el torneo fue ante Racing en un partido que empezó ganando, como ante el Lobo, pero que no lo pudo sostener.
Luego de las primeras seis fechas prometedoras, mencionadas anteriormente, llegaron las caídas de las que el Ciclón no pudo levantarse. En un partido en el que debía sacar chapa de candidato y empezar a sumar de local ante un debilitado Colón, chocó con un Diego Pozo, que fue figura. Esa derrota le marcó una racha de cinco partidos sin ganar, que desencadenó la salida de Ramón Díaz.
En el siguiente partido visitó a Estudiantes, que en ese momento apuntaba también al frente internacional, consiguiendo un valioso empate. Ante Lanus nuevamente no pudo sumar de a tres como local, empatando en uno. Luego entresemana, llegó el complemento del partido ante Vélez, en el que dejó ir la última chance de prenderse arriba, cayendo 2 a 0. Allí fue cuando Ramón Díaz no se halló, en un club que en dos torneos seguidos no pudo tener aspiraciones de campeonato. Esta idea terminó de tomar forma en la derrota ante Tigre, en Victoria. “El Pelado” dejó a San Lorenzo envuelto en dudas de cara al clásico frente a Huracán.
Para este partido, el plantel no necesitó de un lavado de cabeza importante, ante un debilitado equipo de Parque Patricios al que goleó por 3 a 0. Esto brindó tranquilidad para terminar de manera decorosa esta apenas discreta campaña. Empate mediante ante Independiente como visitante, volvieron a sobrevolar las dudas en el Nuevo Gasómetro. San Lorenzo volvió a perder, esta vez ante Argentinos, y el sueño de clasificación a la Copa Sudamericana, volvió a quedar lejano.
El peligro de este partido es que San Lorenzo llega en un período de menor necesidad que la de River. De tener una mejor posición, el cuadro de Boedo estaría obligado a salir a buscar los tres puntos sin especular el momento. Tiene equipo para llevarse un triunfo del Monumental, pero no la necesidad imperiosa que a veces, a base de nerviosismo, terminan incitando a cometer errores, que luego se pagan caro.
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